Siempre hemos querido poner un cabecero a esta cama, pero unas veces por falta de tiempo y otras por no encontrar algo que nos gustase, no llegaba el día de ponernos manos a la obra.
Y como la madera siempre está presente en mi casa, al final decidimos por unanimidad (mi hijo y yo) que este sería el material elegido. Encontramos unas maderas que pertenecían a un container y decidimos utilizar la tapa, pues la medida era perfecta.
Tenía manchas, agujeros y algún clavo que otro, pero pensamos que así tendría más personalidad. Nos dedicamos a lijar, limpiar y preparar la madera. A continuación, la teñimos de un color que no fuese muy oscuro y encajara con la habitación a la que iba destinada. Hicimos varias pruebas hasta conseguir el color deseado.
Siguiente paso, barnizar y lijar, para que quede lo más suave y protegida posible. Y ya lista para colocar en la pared. Para darle un aire más campestre y otoñal, colocamos unos cuadritos de madera con hojas naturales.
Y este es el resultado final.
Muchas gracias por comentar y compartir.