Siempre he tenido debilidad por los relojes, sean de pulsera, de pared o de cualquier tipo. Cuando me preguntaron si quería restaurar este reloj no me lo podía creer, me encantaba. Tenía todo lo que me gusta, mi pasión por la madera junto a un bonito reloj. Tenía que intentarlo pues me hacía mucha ilusión.
Lo que no podía imaginarme era lo que vino al final, pero os lo contaré después, de momento vamos a comenzar mostrando los pasos que seguí para restaurarlo.
Estaba barnizado en un color muy oscuro, había zonas de la puerta de cristal que estaban despegadas y el cristal estaba un poco suelto. Lo primero fue decaparlo, desmontarlo, limpiarlo y lijarlo.
En estas fotos podéis apreciar el cambio de color de la madera después de una buena limpieza de barnices, aunque aún le quedan restos que hay que eliminar.
Después, se arreglaron las zonas del cristal que estaban sueltas, se encolaron zonas despegadas y se comenzó el proceso de nuevo: tinte, barniz y lijado entre capa y capa de barniz. La zona de maquinaria se engrasó y ajustaron todas las piezas. Se volvió a montar y se comprobó que funcionase correctamente.
Y este es el resultado una vez terminado el trabajo de restauración. Como os comentaba al principio había una sorpresa final, ahora llegado a este punto ya la puedo desvelar.
Una vez terminada la restauración y su puesta a punto, la persona que me encargó el trabajo me regaló el reloj para mí. Imaginaros mi cara de sorpresa ante semejante regalo. Pues sí, el reloj luce ahora en la pared de mi salón y nos deleita con su sonido marcando las horas. La verdad es que su sonido acompasado te acompaña y relaja en esos momentos que disfruto de la lectura en soledad sentada a su lado.
¿Qué os parece la renovación? ¿ A vosotros también os gustan tanto como a mí los relojes de pared?
Muchas gracias por tu visita
Enhorabuena por ese buenísimo trabajo y por ser tu su dueña final.
Un saludo.
¡Un trabajo fabuloso que ahora puedes lucir en casa!
Besos